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¡¡¡Me están jubilando a los 50 años!!!

Quedarse sin trabajo es sin duda un momento difícil de enfrentar y superar. Sin embargo si ello ocurre cuando estamos alrededor de los 50 años, hay una serie de preocupaciones y cuestionamientos que acentúan la crisis. Debemos abandonar la empresa donde imaginábamos terminar nuestra carrera y comenzamos a preguntarnos si volveremos a ser contratados, o si es el principio del final de nuestra vida laboral.

El mercado se ha vuelto algo ingrato con los profesionales "senior", privilegiando la contratación de jóvenes de menor renta, que si bien no tienen la experiencia de alguien con treinta años de carrera, tienen conocimientos actualizados, acompañados de una mayor energía y creatividad para desempeñarse en el cargo.

Un profesional mayor tiene la ventaja de contar con una vida construida, los hijos demandan menos tiempo y menos gastos, por lo que la dedicación a su trabajo puede ser mayor. No tienen la ambición económica de escalar posiciones rápidamente y son una apuesta más segura, ya que cuentan con un currículo que revela claramente lo que ha sido su desempeño profesional y qué se puede esperar de él. Pero muchas empresas no priorizan estas cualidades y los trabajadores sienten que el mercado los jubila antes de tiempo, que su vida profesional está llegando al final cuando, aún tienen la energía y la necesidad de seguir trabajando.

Muchos podrían haber soñado con la jubilación anticipada para dedicarse a "disfrutar de la vida", pero lo cierto es que son pocos los que cuentan con ahorros suficientes para hacerlo y, probablemente, a lo largo de los años han descubierto que el mantenerse activos profesionalmente, es un elemento fundamental para su bienestar intelectual y emocional.

¿Qué hacer entonces para seguir trabajando, para proteger nuestra autoestima del rechazo del mercado y para no sentirnos más viejos de lo que realmente somos?

Para que la crisis se transforme en una oportunidad, debemos sentarnos a pensar de qué forma queremos que sea nuestra vida en los próximos años:

·         Evaluar cómo se proyecta nuestra jubilación con lo que hemos ahorrado hasta ese momento y definir cuánto más debemos cotizar para tener una pensión que nos sea satisfactoria.

·         Pensar de qué forma nos gustaría seguir trabajando y cuáles son las alternativas que tenemos; volver a ser contratados como empleados, buscar trabajo como independiente o realizar asesorías en el tema que nos hemos especializado a la largo de nuestra carrera. Al barajar estas alternativas debemos considerar los posibles costos y beneficios que hay en cada una de ellas. Por ejemplo, en el tema de la renta, observar la realidad del mercado ya que posiblemente será difícil obtener el sueldo con el que estábamos en la cima de nuestra carrera y al que estábamos acostumbrados, y tendremos que "sacrificar": posiblemente somos "caros". Si recordamos cuál es nuestro objetivo principal es seguir trabajando, podremos establecer prioridades y condiciones que sean propicias para su logro.

·         Una vez definido nuestros objetivos, tendremos que diseñar la estrategia que utilizaremos para alcanzarlos, siendo concientes de la realidad del mercado e intentando utilizar todos los elementos que tenemos a nuestro alcance para tener éxito.

Si aspiramos a conseguir un trabajo de forma tradicional, postulando a las ofertas que se publican, lo importante es dirigir la búsqueda, no mandar el currículum a cualquier cargo, menos si se específica que la búsqueda está orientada a profesionales más jóvenes o con menos experiencia. Estaremos perdiendo el tiempo y, lo que es peor, nos estaremos exponiendo a sentirnos rechazados una y otra vez, arriesgándonos a terminar convencidos de que ya no somos aptos para ningún cargo.

Por otra parte podemos y debemos usar uno de nuestros mejores capitales, que hemos cultivado todos estos años: la red de contactos. Y no sólo para postular a un nuevo cargo, también para ofrecernos como una alternativa de asesoría a las empresas que han sido nuestros clientes, o donde existan profesionales que conozcan nuestro trabajo y valoren nuestras habilidades. De esta forma sacaremos provecho de nuestro principal plus; la experiencia, en un plano donde los jóvenes no son una real competencia.

También este quiebre laboral es el momento propicio para generar proyectos propios, que seguramente han sido desplazados por la acelerada rutina laboral. Tendremos el tiempo, los conocimientos y la disciplina suficiente para desarrollarlos en forma independiente y proponerlos a "nuestra mercado" de contactos. Recuerde que la mejor forma de conseguir trabajo, es mantenerse activo dentro del mercado, no mantenerse al margen de los nuevos conocimientos que se estén revelando sobre nuestra área de trabajo.

El término de una relación laboral estable, nos obliga a abrir los ojos y mirar hacia la realidad del mercado. Pero también debemos mirar hacia nosotros mismos, para ver con claridad los conocimientos y experticias que hemos consolidado a lo largo de nuestra vida profesional. Si tenemos la energía, las ganas y la necesidad de continuar con nuestra carrera, debemos establecer un objetivo y tomar conciencia de nuestras principales habilidades, que puedan ser un aporte real y único a las empresas. Sólo así podremos abrirnos un nuevo espacio en un mercado que parece adverso, y entregar ese capital único que son los años de experiencia.

Paula Rodríguez O. Periodista